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El Café - 19


— ¿Camello, camello…? Así que yo era un camello, me decía yo sin saber lo que este apelativo podía significar en el lenguaje policial, y todo ello se había descubierto gracias a uno de sus hombres. ¿A qué hombre se refería?, me preguntaba yo mirando fijamente a todos los agentes que, en ese momento, circulaban a mi alrededor sin encontrar alguien que ya hubiera visto antes. En realidad, la única persona que recordaba haber visto desde que salió del estudio había sido el camarero. — ¿El camarero, un policía? ¿Por qué no? ¡Claro…, tiene que ser él!, me dije ya sin alimentar le menor duda recordando su extraño comportamiento. ¡Ya había notado yo algo raro en él! Ahora comprendía… Su fijeza en todos su actos. Aquellos andares tan marciales…


el café



— ¡Ya puedes ir diciendo quién te suministra!, volvió a gritarme como un energúmeno sacándome de mis reflexiones. No sé si dije algo. En esos momentos estaba tan profundamente aturdido debido a todos los acontecimientos que tan rápidamente se iban sucediendo, que todo me parecía un mal sueño. Ni siquiera recuerdo lo que sucedió después, sólo me pareció volver a la realidad cuando me vi completamente solo en lo que parecía ser un pequeño calabozo. Huele raro, fue lo primero que pensé tras oír que la puerta se cerraba a mis espaldas. Enseguida volvieron a sonar en mi cabeza las pocas palabras que había dicho el tan esperado jefe antes de dar la tajante orden de conducirme a este lugar.


juanito el divino
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