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El Café - 02


Como si acabara de escapar de un auténtico encierro, caminaba respirando profundamente lo que yo en ese momento consideraba aires de libertad, desde luego, sin tener en cuenta que lo que hacía era llenar mis pulmones de ese aire caldorro y no muy limpio que se suele respirar en las grandes ciudades durante los meses de estío. Además, el aire de Paris, sobre todo, el de las estrechas callejuelas que forman buena parte del barrio suele estar aromatizado con los diversos efluvios que emanan de las cocinas de la multitud de restaurantes que se hayan instalados en un lugar tan turístico. Claro que, los domingos, principalmente en los meses de verano, excluyendo las áreas más emblemáticas, como pueden ser la basílica del Sacre Coeur, la place du Tertre, la iglesia de San Pierre y algunos otros lugares aledaños, la mayoría de las calles, sobre todo, las que circundan a los pies de la “Butte”, permanecen silenciosas y, a ciertas horas de la mañana, casi desiertas.


el café



Donde se halla situado mi estudio, al ser una zona comercial llena de almacenes cerrados los fines de semana, en esos días se respira tanta calma, que las casas parecen estar deshabitadas. En cierto modo, casi se puede decir que lo están durante los meses de verano, puesto que los pocos vecinos que no se van de vacaciones, dan la impresión de no querer salir de sus viviendas nada más que para realizar sus compras más necesarias. Es por este motivo que sólo se les puede ver a ciertas horas del día dirigirse a toda prisa a la única panadería que durante esos meses suele permanecer abierta a comprar su baguette de pan cotidiana. Casi oía mis propias pisadas sobre los desiguales adoquines mientras recorría los pocos metros que me quedaban hasta alcanzar el pronunciado recodo que anuncia el final de mi calle. Una curiosa curva que, según comentaban los más viejos del lugar, se debía a que, al urbanizar aquellos lugares muchos años atrás, habían preferido hacer ese rodeo para evitar demoler parte de un viejo taller de carpintería. Una de esas peculiaridades urbanas que, para satisfacción de los turistas ávidos de curiosidades fotográficas, suelen encontrarse en los barrios más antiguos de París.


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